No importa si te perdiste
el perro de seis patas.
Nosotros lo vimos, recostado en la esquina.
En cuanto a las patas extra,
se adaptaron a las otras de inmediato
y ya uno pensaba en otra cosa.
Como en que fría y oscura noche
para estar a la intemperie en la feria.
Entonces el dueño lanzó un palo
y el perro fue tras él en sus cuatro patas,
las otras dos revoloteando detrás,
lo que hizo que una chica se explotara de la risa.
Estaba borracha como el hombre
que se la pasó besándole el cuello.
El perro alcanzó el palo y miró hacia nosotros.
Y eso fue todo el show.