martes, 5 de septiembre de 2006

El factor Borges



Empieza de la siguiente manera. En una de las conferencias de nuestra feria del libro pasada, Giselle Rodríguez Cid levanta la mano y le pregunta a María Kodama sobre el libro El Factor Borges de Alan Pauls. Todos nos quedamos contemplando a María Kodama que se ha quedado mirando a Giselle, pero María Kodama no dice nada o dice que no va a responder la pregunta o sencillamente se encoge de hombros y bebe de su vaso de agua. Meses después leí El Factor Borges, pensando en la rara actitud de María Kodama y buscando el nombre de ella sin lograr encontrarlo.

Pedro Henríquez Ureña, quien avistó el factor Borges antes que naciera Alan Pauls, escribió lo siguiente: "Habrá quienes piensen que Jorge Luís Borges es original porque se propone serlo. Creo al revés: Jorge Luís Borges será original hasta cuando se proponga no serlo. Lo es hasta en su manera de recordar, de usar las reminiscencias que le ofrecen sus lecturas innumerables. Lo es, en fin, porque le ha tocado en suerte una de esas pocas miradas que conservan a través de los años la avidez y la frescura de descubrir las cosas y porque sus maneras de decir son siempre nuevas, como ajustadas a sus maneras siempre nuevas de mirar”.

Ese comentario de Pedro Henríquez Ureña bien pudiera servir para describir el proceso de análisis de los ensayos que componen El factor Borges. Escrito por Alan Pauls e ilustrado por Nicolás Helft, personaje de quien Roberto Bolaño presumía que se trataba de una invención de Alan Pauls y que en sí es un famoso coleccionista de artículos y artefactos borgeanos. Fotos, dibujos, imágenes materiales iconográficos sirven para ilustrar y para reforzar el texto redactado por Alan Pauls, que se compone además de notas a pie de página, de un mapa de lectura y de una serie de referencias pertinentes.

Alan Pauls explica que nunca le interesó Borges como individuo, sino más bien como literatura. Por esa razón, En el Factor Borges, rescata a un Borges totalmente diferente, no al Borges héroe, salvador de las letras castellanas, ni al Borges antihéroe de ultraderecha, sino al hombre que vivió entre un mundo de paradojas y que hizo de esas paradojas y de su circunstancias personales, una de las literaturas más preciadas de todos los tiempos. Mientras María Kodama nos pide que agradezcamos a Borges que haya escrito en español y no en ingles, Alan Pauls resalta el escenario que Borges construyó en torno suyo, la importancia de ese círculo argentino para él y de esa tradición argentina de intelectuales que lo influyeron y que él al mismo tiempo influyó.

En este momento que escribo, debe haber un montón de gente escribiendo ensayos o artículos sobre la obra de Jorge Luís Borges, artículos que sirven de pretexto para que una serie de pedantes se explayen en textos soporíficos y aburridísimos. Leamos el Factor Borges de Alan Pauls, pensando en encontrarnos con la literatura de Borges y no con otra cosa.