Recuerdo que de mi viaje por algunos países
de la geografía latinoamericana, saqué muy pocas cosas
en limpio. En mi haber cuento que la gente de las calles no se parece
en nada a la de las Vallas publicitarias, esa gente que llamaríamos
de éxito, esa gente que sonríe a la cámara muerta
con una risa ídem, gente que me invita a comprar de todo, desde
un carro hasta viagra, gente que parece no haber tenido nunca que esperar
más de un minuto por un médico, gente bien.
Esa Gente que no soy yo.
Afuera en la acera, un piedrero, una señora de vida clandestina,
un perro que duerme bajo el sol terrible del mediodía salvadoreño,
gente con menos dientes que los modelos de la tele, gente con un trabajo
pobre o sin él, gente de autobús y seguridad social, gente
como nosotros, soñando, en vano, que si sueñan fuerte
el sueño se cumple...