miércoles, 7 de febrero de 2007

Breve nota sobre Philip K Dick


Desde hace más de un mes he estado leyendo The Collected Stories of Philip K Dick volume 2: we can remember it for you wholesale, que incluye cuentos escritos entre 1953 y 1954 por el maestro de la ciencia ficción Philip K Dick. Entre cuento y cuento, aproveché para leer Los tres estigmas de Palmer Eldritch considerada como una de las primeras novelas de Philip K Dick que versa sobre el tema de las drogas y la religión. La relación entre drogas y religión de los libros de Philip K Dick ha sido profundamente estudiada, incluso existe una institución dedicada a este tipo de estudios, la Philip K Dick Society.

Recuerdo una de las entrevistas que le realizaron a Philip K Dick, a mediados de los setenta, en que le preguntan sobre la función de las drogas en sus novelas. Philip K Dick respondió que las drogas te comen la cabeza en vez de alimentarla, refiriéndose en parte al estribillo de la canción White Rabbit de los Jefferson Airplane. Más adelante agrega que Los Tres Estigmas de Palmer Eldritch no tienen ninguna relación con el LSD y que a causa del abuso de las drogas había perdido a varios de sus amigos.

Esta noche vi la película A Scanner Darkly de Richard Linklater basada en la novela del mismo nombre de Philip K Dick. (Al igual que su anterior película Waking Life, Richard Linklater realizó esta película a partir del proceso de Rotoscoping donde se filman fotogramas normales y posteriormente estos fotogramas se animan y son pintados por diversos artistas.) No me voy a poner a comentar la película. Tan sólo quiero resaltar dos cosas. Primero, que al final de la película, aparece una lista con los nombres de los amigos de Philip K Dick que murieron y se enfermaron debido a sus adicciones a las drogas durante los sesenta. Segundo, que hay una escena de la película en que uno de los personajes, un junkie paranoide, prepara su suicidio. Esa parte es narrada por la voz del mismo Philip K Dick. Debe ser una de las partes más emotivas de la película y al mismo tiempo una de las más entretenidas. Philip K Dick leyó ese pasaje de su novela en un programa de radio en los setenta o a principio de los ochenta. Richard Linklater tomó la grabación de ese programa y la usó de voz en off mientras la escena se iba desarrollando. Es uno de los homenajes más hermosos que he visto en mucho tiempo. La verdad.