lunes, 8 de julio de 2013

Gatos

Cuando llegan visitantes, me escondo. 
Conozco un mueble perfecto donde nadie me encuentra. 
Con dificultad tolero a la mujer que duerme en mi casa, 
la tolero porque me trae comida. 
No me gustan las visitas. 
En especial temo a los niños. 
Ellos piensan que somos eternos los gatos 
cuando apenas tenemos siete miserables vidas 
y hasta seis o menos si hay niños en casa. 
Algunos niños piensan que los gatos pueden montarse 
como los caballos. 
Otros niños creen de muy buena suerte 
arrancarle pelos al bigote de su gato. 
Los detesto. 
También detesto a todos los adultos 
y no me aguanto a los adultos zalameros 
que me ven y  me dicen gatico, gatico. 
En esos momentos quisiera ser un tigre de Bengala. 
Cuando llegan visitantes, me escondo.  

Jaramillo Aguelo, Dario. Gatos. Página 29. Editorial Pre - textos. 
Foto realizada a mi gato.