sábado, 23 de enero de 2010

Haití

Vi en la tele un hombre que buscaba
A su familia entre los escombros de un edificio.
Llevaba más de una semana cavando.
(Había perdido las uñas)
Movía de un lado a otro los desechos en vano.
Los vecinos repetían que descansara,
Que comiera, que bebiera agua.
Pero el hombre seguía cavando boca abajo
En la oscuridad como un topo.

Alguien me dijo en un bar que escribiera
Un poema sobre el terremoto en Haití.
¿Para qué? La historia lo ha probado:
La poesía no puede arrebatarle bebés a la muerte.
Ni un hueso. Ni siquiera un zapato.