Esta es la cultura de la que soy, y todo lo que sé en términos de sentimiento, mi educación y las asociaciones que estaban allí, llegaron por esta razón: el hecho de que Santa Lucía se llamaba la Helena de las Antillas Menores, por su belleza. Pero también por el número de veces que cambió de manos en distintas batallas. Así que no era una cosa literaria para mí hablar de Helena, era una cosa que hasta los niños siguen cantando: "Helena del Oeste". Algún niño en Santa Lucía, cantando la belleza de la Helena del Oeste, está en realidad cantando un himno homérico.