A todos los detractores de Junot Díaz que pincharon asiduamente, durante casi diez años sus muñecos de vudú o prendieron velones para que éste nunca acabara su novela, les aviso que han fracasado. Primero, Junot Díaz publicó su novela y anda en una gira por las principales ciudades de Estados Unidos presentando la novela como si se tratara de un popular bachatero o de un pastor evangelista o del discípulo más destacado de Domingo Moreno Jiménez. Segundo, la novela está buenísima. De verdad. Its all true, plataneros, como diría el narrador de The brief wondrous life of Oscar Wao. Junot Díaz con esta novela, finalmente, abre las ventanas y las puertas de la narrativa dominicana cerradas durante tantos años, más bien selladas, permitiendo que al fin el sol y el viento entren y dispersen todo el polvo acumulado.
Y que esté escrita en inglés, en ese inglés tan
mal apellidado spanglish, tan particular de Washington Heights o de Corona o del Bronx que nuestros primos, primas, tíos y tías rumian todos los días, de alguna manera ofrece nuevas perspectivas a nuestras letras y a nuestros escritores que escriben en inglés, en español o en patois.
Y por Dios, recordemos que la mejor novela norteamericana, la escribió un ruso. Y las mejores novelas mexicanas las escribieron extranjeros. Y la mejor novela dominicana la escribió un peruano. Y cruzo los dedos para que la mejor novela del milenio de España y de Francia la escriba un marroquí y un iraní respectivamente.
The brief wondrous life of Oscar Wao me gustó tanto que no sé como escribir una reseña. Javier Moreno me estaba pidiendo que escribiera una reseña para Hermano Cerdo (ahora con nuevo formato, chequéenla), pero he intentado e intentado escribirla, tratando de no arruinarle la trama a las personas que todavía no la han leído. Quizás porque me imagino que todo el mundo la va a leer. Bueno, quizás no todo el mundo, pero ayer terminé la novela después de leerla de dos sentadas y ya mi papá, mi hermano, gente de la oficina, dos amigos, se han puesto en fila para leerla.
Hace unas semanas, Javier Marías escribió sobre el bluff de los lectores supersónicos que tienden a arruinarles las sorpresas a los demás, contando toda la trama de antemano y dejando a los lectores interesados maldiciendo y amenazando con apedrear al crítico, al blogger o al tipo que cuenta de una manera pésima lo que está contado excelentemente en la novela.
Pero voy a hacer un intento breve, que podrán leer en el próximo número de Hermano Cerdo.