En las primeras publicaciones de los libros de Bolaño en Francia, se leía una ligera reseña que aseguraba que el autor era una mezcla de Tarantino y Borges. La verdad no entiendo qué querían decir con esto los franceses (o quizás lo entiendo demasiado bien y me hago el idiota). Leyendo el titulo de la Opera Prima de Roberto Bolaño y de A. G. Porta, me pasa lo mismo: Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce. El título es la variación del título de un poema que el poeta Mario Santiago, amigo íntimo de Bolaño, recita en un pasaje del libro: Consejos de un discípulo de Marx a un fanático de Heidegger.
Quizás lo que más me quilla es lo de poner a Morrison al lado de Joyce. Quizás es que estoy jarto de Jim Morrison y de todos los que quieren escribir poesía y creen que escribir poesía es creerse estrella de rock, dejarse crecer el pelo o la barba, gritar mucho y suicidarse en una bañera con los ojos enrojecidos de tanto mirar hacia el otro lado. Acerca de esto, en la página 49 del libro, los autores escriben: Hubo una época, pobre de mí, en que creí que la literatura arrastraría gente, como el rock, y que los jóvenes que entonces empezábamos a publicar en revistas marginales o a dar recitales donde sólo acudían nuestros amigos tendríamos un status similar a los rockeros... Es bastante tonto...
Póngamoslo así. El texto gira en torno a una pareja de asesinos, a lo Bonny and Clyde, que se dedican a asaltar casas, oficinas y ciudadanos indefensos de la ciudad de Barcelona. Por un lado está Ana que es latinoamericana y que es fría y calculadora y sadomasoquista. Por el otro está Angel que es fanático de James Joyce y de Jim Morrison. Ambos tienen veintiún años. Ambos son junkies. Ambos necesitan una inyección de trementina urgente y una camisa de fuerza. Son jóvenes como muchos de los personajes fetiches literarios de Bolaño. Son despiadados, son crueles y no tienen ningún escrúpulo, al igual que los drugos de Alex de la Naranja Mecánica.
La novela fue escrita hace más de veinte años, cuando los autores contaban con veintinueve y treinta años respectivamente. La nueva edición que puso a circular este año la editora Acantilado está precedida de un prólogo de A. G. Porta titulado: La escritura a cuatro manos, y del cuento Diario de un bar sobre un escritor chileno en Barcelona que Porta asegura que fue escrito completamente por Bolaño. Aunque no está cien por ciento seguro.
En el prólogo, A. G. Porta se desplaya sobre la novela y la figura de Bolaño en esos años. En una parte cita algo que resaltó Bolaño en una entrevista sobre el proceso de escritura de la novela: Es una novela que escribí a dos manos con García Porta. El hizo un borrador y yo lo acabé. Nos divertimos mucho escribiéndola, sobre todo yo. Fue una época en que yo trabajaba en una tienda y por las noches dormía allí mismo, no tenía televisión, no tenía radio, no tenía nada, y me ponía a escribir. Fue muy divertido.