Teddy es uno de los cuentos de Salinger más polémicos. Algunos
consideran que se trata de una obra maestra mientras otros consideran que es uno de los peores cuentos de Salinger. Estoy entre los primeros. Salinger empezó a escribir Teddy en 1952, después de haber conocido a D. T. Suzuki y de comenzar a interesarse por el hinduismo y luego de haberle pedido a su editor que publicara a Sri Ramakrishna. Teddy, además, coincide con el retiro de Salinger a un pueblecito de New Hampshire. Teddy es el cuento de las Nine Stories que más se relaciona con el epígrafe del libro "We know the sound of two hands clapping. But what is the Sound of One Hand Clapping? - a Zen Koan."
Teodhore McArdle (Teddy) es un niño genio de diez años, una especie de ser humano en el último estadio de su metempsicosis. "Tenía seis años cuando me di cuenta de que todo era Dios, y se me erizó el pelo y todo", dice Teddy en alguna parte del cuento. Creo que a mucha gente le molesta el cuento por las continuas referencias hinduistas y por el misterioso final. Lo primero se debe a todo ese bombardeo de hinduismo y religiones orientales que a principios de los cincuenta resultaban novedosas, pero que para esta altura tan sólo sirven para abarrotar las librerías de best sellers y comprarles ferraris a los gurús.
Pero hablemos de las lecciones de Teddy sobre poesía. Teddy escribe (traduzco): Un hombre camina en la playa, y lamentablemente, le cae un coco en la cabeza. Lamentablemente, la cabeza se le parte en dos. Se da el caso de que su mujer viene cantando por la playa y ve las dos partes de la cabeza y las reconoce y las recoge. Se pone tristísima, , y llora desconsolada. Ahí es precisamente donde la poesía me cansa. Imaginemos que la señora se limita a recoger las dos mitades y y a aullarle con rabia: basta. Teddy dice: Usted sabe que lo denominan brazo, pero, ¿cómo sabes que es un brazo? ¿Tiene pruebas de que sea un brazo?. Teddy dice que los poetas siempre están metiendo sus emociones en cosas que no tienen ninguna emoción. Entonces menciona dos haikus de Issa como ejemplo de buena poesía.
nada en la voz de la cigarra
da a entender cuán pronto
ha de morir
nadie anda
por este camino
en esta tarde de otoño
(En una entrevista que le hicieron a Allen Ginsberg para el Paris Review en los sesenta, el poeta habla de una experiencia que tuvo semejante a la que cuenta Teddy que tuvo a los seis años. Consigan la entrevista. Léanla y me dicen que tal.)
Por cierto, un pasaje del cuento me recuerda al poema Ash Wednesday de Thomas Stearn Eliot. Teddy en una parte dice ( traduzco): ¿Se acuerda de la manzana que Adán comió en el Edén, como se cuenta en la Biblia? –...¿Sabe lo que había en esa manzana? Lógica. La lógica y demás cosas intelectuales. Eso es lo único que tenía dentro. Así que (esto es lo que quiero señalar) lo que tiene que hacer es vomitar todo eso si quiere ver las cosas como realmente son. O sea, que si lo vomita, no va a tener problemas con pedazos de madera y cosas así. Ya no verá las cosas caducando todo el tiempo. Y sabrá qué es en realidad su brazo, si le interesa saberlo. ¿comprende lo que quiero decir? ¿Cree que lo ha entendido?
Comparar con la estrofa de Ash Wednesday de T S Eliot que dice (traduzco):
La hermana con el velo entre las esbeltas
coníferas rezará por aquellos que la ofendieron
y están temerosos y son incapaces de rendirse
y afirmar ante el mundo y denegar entre las rocas
en el último desierto ante la última roca azul
el desierto en el jardín el jardín en el desierto
baldío, escupiendo de su boca la marchitadas semillas de manzana.