"La señora Vanderbilt, por otro lado, participaba de una famosa anécdota,
que citaban casi todos los libros de psicología escritos en los últimos
años. En cierta ocasión había querido amenizar una cena con música de
violín. Preguntó quién era el mejor violinista del mundo: ¿qué menos
podía pagar, ella? Fritz Kreisler, le dijeron. Lo llamó por teléfono. No
doy conciertos privados, dijo él: mis honorarios son demasiado altos.
Eso no es problema, respondió la señora: ¿cuánto? Diez mil dólares. De
acuerdo, lo espero esta noche. Pero hay un detalle más, señor Kreisler:
usted cenará en la cocina con la servidumbre, y no deberá alternar con
mis invitados. En ese caso, dijo él, mis honorarios son otros. Ningún
problema; ¿cuánto? Dos mil dólares, respondió el violinista."
Cecil Taylor de César Aira.